¡Hola, queridos lectores y lectoras, desde la deslumbrante Benidorm, la ciudad que nunca duerme y siempre tiene una excusa para celebrar! Hoy estoy aquí, plantado en medio del bullicio festivo, ¡listo para contarles todo sobre el arranque de las esperadísimas fiestas patronales!

Imagínense este escenario: ¡235 peñas desfilando por las calles de Benidorm como si fueran la realeza en un desfile de moda, pero con mucho más entusiasmo y sin necesidad de tacones altos! Desde la calle Ruzafa hasta la avenida Martinez Alejos, este espectáculo fue un desfile digno de la Semana de la Moda de Benidorm (si es que alguna vez existe).

Las peñas, esas agrupaciones intrépidas y llenas de alegría, eran tan diversas como los colores en un arcoíris. Desde la más pequeña, que más bien parecía una familia extendida con solo 5 integrantes, hasta la más grande que tenía la capacidad de formar un equipo de fútbol (y aún les sobraban jugadores). ¡De todo un poco, como en un buffet de diversidad!

La energía era palpable, la alegría se desbordaba y, como siempre, la competencia sana estaba a la orden del día. ¡Quién iba a tener el estandarte más chispeante, la coreografía más movida o los trajes más llamativos! Aquí en Benidorm, la competencia no es solo en la cancha, ¡sino también en el asfalto!

El desfile fue como una explosión de confeti y sonrisas, con la gente de ambos lados de la calle formando un pasillo humano para dar la bienvenida a estas peñas de alto voltaje. Si algún día necesitan un entrenamiento de animación de multitudes, ¡aquí en Benidorm tienen a los expertos!

Y no podía faltar el momento culminante, cuando las damas y reinas de las fiestas, con sus vestidos tan elegantes como destellantes, esperaban ansiosas en la avenida Martinez Alejos para ponerle la banda a los estandartes de las peñas. Fue como una ceremonia de coronación, pero con más confianza y menos formalidad. ¡Imaginen a las reinas poniendo bandas de manera tan experta como si estuvieran decorando pasteles!

En resumen, el inicio de las fiestas patronales en Benidorm fue un espectáculo digno de recordar. Diversión, color, alegría y, por supuesto, el toque distintivo de Benidorm: ¡la mezcla perfecta de humor y respeto! ¡Hasta la próxima, Benidorm, siempre dejándonos con una sonrisa en el rostro y ganas de más fiesta! ¡Salud!

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Por Francisco

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